jueves, 23 de abril de 2009

¿Podría suceder hoy el Caso Watergate?


Uno de los mayores escándanlos de conocimiento público que atravesó Estados Unidos fue el caso Watergate, ocurrido en a principios de los años ´70, que terminó con la carrera política de un presidente y conmovió al país entero, y obtuvo resonancia mundial. Durante años se habló sobre este hecho como un símbolo de corrupción política y debilitamiento, pero también se lo recuerda hasta hoy como un punto de partida para el periodismo de investigación.
El trabajo investigativo arduo que logró sacar a la luz el Watergate sirve de icono y se vuelve uno de los ejemplos más claros de investigación periodística neta. El mismo fue iniciado a partir de la tarea de dos periodistas del Washington Post, Carl Bernstein y Bob Woodward que con escasos recursos que la época les brindaba pudieron desenredar una compleja maraña cuyos hilos apuntaban a la Casa Blanca a través del Comité para la Reelección del Presidente de Richard Nixon.
Una enseñanza importante que se refleja en esta investigación también el hecho de que el periodista actúe como sabueso y no se conforme ni se cierre nunca ante una pequeña pista que aparenta tener poca importancia, como les sucedió a estos periodistas en una primera etapa, desde luego no sabían que se toparían con un caso de tanta relevancia y profundidad que terminaría implicando al presidente de la nación y a personal de la Casa Blanca. Además sirve para dar cuenta de cómo varios silencios y la negación de dar información de muchos puede conducir al ocultamiento de algo muy importante.
La labor de ambos para esclarecer el caso se baso mayormente en fuentes anónimas, ya que las personas que podían ser potenciales testimonios eran presionadas y amenazadas por los interesados en que nada de lo sucedido en el comité sea revelado. También debieron apelar a la insistencia, mentiras “piadosas”, cantidad de llamados y métodos poco convencionales para el mundo periodístico de hoy, como pedirle a sus fuentes que corten el teléfono durante un conteo, por ejemplo.
La gran presión para guardar silencio que sufrían sus posibles fuentes fue un obstáculo duro de vencer, pero se valieron de una actitud periodística que no dejó de ser incisiva y cuidadosa, para respetar tanto a las personas consultadas en torno a la investigación (fuerte juego con la ética), como al medio para el cual trabajaban, ya que también recibían presiones del mismo para decir la verdad con argumentos sostenibles- debemos tener en cuenta que en ese momento se valían sólo de notas y no de grabadores.
Consideramos que hoy en día y más en nuestro país sería muy dificultoso, sino imposible que un episodio como el de Watergate , de corrupción y encubrimiento logre ser revelado o tome conocimiento publico a partir de una investigación periodística de ese escalafón. Lógicamente, la gran exposición del común de las personas a la información y su vinculo con ella colaborarían con el rastreo de pistas y la búsqueda de la verdad. Pero no creemos que provenga de manos de dos periodistas consagrados o principiantes.
Aunque se trate de un caso de tal magnitud, son muchas las que personas tienen acceso a distintas fuentes de información y distintos medios para publicar y dar a conocerla. Por tal motivo pensamos que el privilegio de dar la primicia no sería de parte de grandes periodistas, sino que un simple ciudadano podría publicarlo en su blog y después esa noticia sería reproducida por los grandes medios.
Nuestra consideración de que la investigación periodística en Argentina no tiene alcance a casos de tal magnitud se basa en las dificultades que padecen hoy no sólo los periodistas sino la justicia entera en el camino de encontrar la verdad. Además que pensamos poco viable la publicación de información sin fuentes probables. Una investigación tan grande si eso sustentos tendería a caer o hacer agua. Además la pista que mantuvieron Carl Bernstein y Bob Woodward a fue “sigan el dinero”, lo cual aquí sería hasta una perdida de tiempo y una forma de poner en peligro la propia vida.

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